En San Juan de la Costa, una embarcación se alista para salir al único vivero del país donde se cultiva la totoaba. Deja la playa y viaja cuatro kilómetros para llegar hasta él. Ahí, en medio del Mar de Cortés, el equipo de la empresa Santomar, conformado por biólogos, veterinarios y buzos, asegura las mejores condiciones para que este pez endémico se desarrolle. Es un ciclo de pesca sostenible que ahora podrá culminar en las mesas fuera de México. Por ahora el país permite legalmente el comercio de totoaba de cultivo o acuacultura para abastecer sólo el mercado nacional, pero pronto autorizará su exportación internacional como una manera de fomentar su comercio legal y así reducir el tráfico ilegal de este pescado.