Recientemente, se liberaron cerca de 40 mil crías de totoaba en el Golfo de California, marcando la décima generación en un esfuerzo para recuperar esta especie en peligro
Desde el viernes 27 de junio, 40 mil crías de totoaba de aproximadamente 25 centímetros nadan libres en las aguas de la playa Santispac, en el municipio de Mulegé, Baja California Sur. Esta reintroducción marca un hito en los esfuerzos de conservación de esta especie emblemática, en un programa conjunto entre la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la empresa de acuacultura regenerativa Santomar, y la sociedad civil.
Se trata de la décima generación de totoabas liberadas en su hábitat natural como parte de una estrategia nacional de repoblación en el Golfo de California —conocido como el Acuario del Mundo—, un ecosistema donde esta especie, endémica y única en el planeta, juega un rol clave en el equilibrio marino. La iniciativa ya ha liberado 270 mil ejemplares, con el objetivo de revertir décadas de sobrepesca y tráfico ilegal que llevaron a la totoaba al borde de la extinción.
La doctora Marina Robles García, subsecretaria de Biodiversidad y Restauración Ambiental de Semarnat, destacó que el éxito del programa es posible gracias al desarrollo científico aplicado al cultivo de totoaba en laboratorios ubicados en Sonora y Baja California, con la participación del Instituto de Investigaciones Oceanológicas de la UABC. Estos centros de investigación han perfeccionado la reproducción y crianza de la especie bajo cuidado humano, para luego reintroducirla de forma controlada a la vida silvestre.
Además, Robles García subrayó que, en La Paz, se ha construido un sistema de acuacultura regenerativa con tecnología de punta, donde incluso se cultiva el alimento larvario en tanques repletos de microalgas. “Este esfuerzo conjunto demuestra que sí es posible recuperar especies amenazadas, como ya ha ocurrido con el cóndor de California y el lobo mexicano”, señaló.
La liberación de la totoaba tiene un fuerte valor simbólico, pues se trata de una especie que desde los años 20 fue objeto de intensa pesca comercial debido al alto valor de su carne y, más recientemente, de su vejiga natatoria, muy demandada en el mercado negro asiático. Esta presión llevó a su veda permanente en 1975, y su inclusión en la NOM-059-SEMARNAT-2010 como especie en Peligro de Extinción.
Gracias al esquema de Unidades de Manejo para la Conservación de Vida Silvestre (UMA), se ha logrado criar cerca de 3 millones de totoabas en México en la última década. De ellas, más del 20% han sido destinadas a repoblar el mar, permitiendo que estos peces comiencen a migrar hacia otras zonas del Golfo, incluso tan al norte como San Felipe, en Baja California.
Durante el evento, Pablo Konietzko, director de Santomar, expresó que este proyecto es una forma de “devolverle algo al mar”. Reconoció el papel fundamental de las comunidades costeras, los pescadores y, especialmente, de los niños que participaron en la liberación, como un símbolo de conexión entre la ciencia, la naturaleza y las nuevas generaciones.
La presidenta municipal de Mulegé, Edith Aguilar Villavicencio, celebró la participación ciudadana y el décimo aniversario de esta actividad que, además de ser un esfuerzo de conservación, también fortalece el orgullo local y la identidad ambiental de la región.
Este esfuerzo de conservación participativa no solo busca salvar a la totoaba, sino también demostrar que la colaboración entre gobierno, ciencia, iniciativa privada y sociedad civil puede generar impactos reales y duraderos en la protección de especies emblemáticas mexicanas.
Fuente: msn.com